MONT BLANC EN MTB

CRONICA TOUR MONT BLANC, ESCRITA POR ERNESTO

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Con el ánimo de revivir los espectaculares paisajes que nos brindaran los Alpes dos años atrás, y como complemento al mismo, Juan Carlos, Javi, Richard y un servidor nos animamos este verano a realizar la ruta del macizo del Mont Blanc. Se trata de una ruta circular por la zona montañosa en la cual se encuentra el emblemático pico, y que nos llevaría a rodar por terreno francés, italiano y suizo durante un total de 5 días de ruta.Tras volar a Ginebra, en Suiza nos desplazamos a territorio francés, hasta la preciosa localidad de Annecy, desde la cual parte el trayecto, y en la cual habíamos acordado recoger bicicletas de alquiler en un establecimiento de dicha localidad. En esta ocasión pudimos disfrutar de unas bicis rígidas Lapierre Tecnic 500, que si bien son muy básicas y rondan los 13 kilos de peso, nos dieron la agradable sorpresa de ser muy cómodas y tratarnos bien a lo largo de lo que sería un recorrido más exigente del que a priori nos habíamos supuesto.

La ruta realizada se trata de una adaptación al mtb del conocido y muy transitado recorrido a pie que se práctica en la zona y nos llevaría en concreto desde Annecy hasta Flumet, Beaufort, Cormayeur (Italia), Orsieres (Suiza) y finalmente Chamonix, completando un total de cerca de 300 km con unos duros 11.300 mts de desnivel acumulado total. Cabe destacar que como adaptación de ruta de montaña, no se pueden encontrar grandes y largas pistas como en la Transalpina, debiendo de rodar por bastante carretera, siendo las pistas, tal y como las concebimos, relativamente cortas, y tratándose por lo general de sendas más pensadas para el caminante que para la bicicleta. Salvo algunos practicantes de freeride o descenso, aparte de nosotros la presencia de bicicletas realizando este recorrido es anecdótica, y es que no se trata de una ruta “cómoda” para rodar, como comprobamos a partir ya del segundo día, sino de una ruta que nos llevaría a realizar distancias considerables a pie para poder salvar collados y laderas, que de otra forma se tendrían que superar con grandes rodeos por carretera.Las “palizas” físicas que suponían empujar la bici por zonas complicadas, aparte de alguna empapada ocasional típica del clima alpino, endurecen mucho la ruta y hacen que se acumule una altitud total al final del viaje casi similar al efectuado en la Transalpina, y eso que hablamos de 200 km menos de distancia. Por el contrario, la ruta te permite disfrutar de paisajes verdaderamente sobrecogedores, con montañas impresionantes, valles de ensueño y glaciares que parecen al alcance de la mano, todo lo cual hace que se desvanezca la fatiga, y más si contamos con la suerte, como así fue, de disfrutar de un clima relativamente benévolo para ver estas maravillas de la naturaleza.

Salvo alguna caída sin importancia, algún pinchazo y algunas buenas empapadas, la ruta se desarrollo sin incidencias destacables. En la última jornada Chamonix, a las faldas del Mont Blanc, nos aguardaba para dejarnos una vez más con la boca abierta y para darnos un merecido homenaje por el recorrido realizado. Era tiempo de buena mesa, cervezas y relajación… para empezar a pensar en el siguiente reto.En resumen podríamos decir que se trata de una ruta físicamente muy exigente, en la que se tienen que caminar trechos considerables con desniveles importantes, con tiempo muy cambiante, pero con un esfuerzo premiado de sobra con lo que se nos ofrece a la vista. Agradecer a Nuria e Isra, nuestros guías, la estupenda organización de todo el recorrido, la buena comida y la grata compañía.