Con tantos años rodando por el monte realizando infinidad de salidas, ya nos es un poco complicado buscar  rutas diferentes o incluso pistas desconocidas. Por eso esta semana estábamos deliberando que ruta podríamos hacer el sábado, buscábamos algo que tuviera desnivel, kilometraje, dureza, vistas  y al mismo tiempo una ruta divertida. Al final metimos todos esos ingredientes en la coctelera y salio la que llamaremos…

Si lo se no vengo, avísame “pa” la siguiente.

Tuvimos que trasladarnos hasta La Caldera (Zona norte de Tenerife), allí nos reunimos con los demas compañeros que realizarían una ruta alternativa. En la nuestra se apuntaron Sebastián, Gustavo, Guillermo, Sergio y nuestro compañero Yeyo que hacia tiempo que no veía, fue verdadero placer que viniera con nosotros aunque fuera hasta mitad de ruta por motivos de tiempo. La salida a las 8:30 am, después de la foto de rigor con todo el grupo, el primer objetivo seria ascender hasta el Corral de Niño a 2240 metros de altitud. Lo hacemos por la pista Chimoche que sube justo detrás de La Caldera, vamos entrando en calor no solo por las altas temperaturas si no por los repechones que tiene la misma, pedaleando con calma salimos a la carretera, desde este punto seguimos por asfalto hasta la pista de Ramón Caminero que nos conduce directamente al Corral del Niño, lo hicimos  a un ritmo bastante bueno con paradas incluidas, coronamos la pista en poco mas de dos horas y media.

Una breve parada para comer algo y después de despedirnos de Yeyo subimos a lo alto del observatorio de Izaña a 2390 metros de altitud. Desde este punto las vistas son increíbles a pesar de la calima, también divisamos la pista serpenteante de Anocheza que nos lleva en una  bajada de 6 kilometros  justo por debajo de la torre de vigilancia contra incendios. La bajada fue divertidísima, (tanto tiempo subiendo ya teníamos ganas de desfogarnos un poco).  

Aunque se nos hizo corto  el descenso tuvimos que tener mucho cuidado con la velocidad a la que bajabamos, el terreno estaba demasiado roto y la acumulación de arena en algunos tramos podia hacer que en un despiste nos fueramos al suelo, (por suerte esto no ocurrio).

En poco tiempo ya estábamos en el punto mas temido por mi y al que los de más no les parecía tanto antes de realizarla, es la pista que cruza el valle hasta el Refugio de Mal Abrigo que desemboca justo en  la carretera  que nos lleva al Teide.

Son tan solo 9 kilómetros, pero se hacen eternos por el gran calor que acumula esta zona, llegamos a estar a 40 grados y si a eso le sumamos que los últimos cuatro klm no tienes sombra, (ya es la repera). Comenzamos la ascensión cada uno a nuestro ritmo, intentando no descolgarnos mucho entre nosotros, poco a poco íbamos llegando a la zona donde ya no tendríamos árboles así que unos metros antes hicimos una parada para tener un poco de sombra. Comimos algo y como hombre precavido que soy congele el camelback y asi tener agua fría para beber (Lo recomiendo en rutas largas y en verano). Ahora si nos castigaba el sol, implacable sobre nuestras cabezas, la pista tampoco ayudaba,  las ruedas se enterraban en el picon y en ocasiones te hacia echar pie a tierra.

Al salir de esta pista volvimos a descansar por unos minutos buscando un arbol, retama, agujero o cualquier cosa que nos protegiera del sol, despues del agrupamiento, retomamos la carretera hasta el Portillo. Desde el Portillo y ya sabiendo que prácticamente es todo bajada, nos dispusimos, ahora si, a disfrutar de lo que nos quedaba de ruta alternando pistas que conocíamos con pistas por donde nunca habíamos pasado, bendito GPS que nos ayudo a encontrar esas pistas.

A pocos metros de nuestra llegada  a La Caldera coincidimos con el otro grupo que hacia otra ruta y que eligió la misma pista para el regreso.

Al final nos salió una buena ruta, aunque por momentos dura, se hizo más llevadera por la compañia y por el buen rato pasado.

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